domingo, 19 de septiembre de 2010

A quien va a creer, ¿A mí... o a sus propios ojos?


La Yuma

Directora: Florence Jaugey
Fotografía: Frank Pineda
Año: 2010
Duración: 90 minutos
Países: Nicaragua, México y España.

Cuando una película tiene todos sus referentes en la realidad, no existe manera de ser justo si la comparamos con la ficción. El único parámetro valido es la realidad misma.

La Yuma ocurre en medio de una extrema pobreza de recursos económicos, en la Managua de calles de polvo y pandillas, condiciones materiales en las que vive la mayor parte de la población de esta metrópoli centroamericana y que son representados con gran acierto y realismo. Si hubiera sido filmada en blanco y negro, inmediatamente la hubieran enmarcado en el neorrealismo italiano de Rosselini, Visconti o de Sica, pues tienen mucho en común: la historia, el escenario, los actores, los pocos recursos, la realidad.

Los protagonistas son pandilleros, policías, desempleados o subempleados, boxeadores y entrenadores y unos pocos estudiantes universitarios privilegiados. Se dice que la mayor parte de los actores ocupan esos mismos roles en la sociedad, los pandilleros son pandilleros, los policías y estudiantes universitarios por igual, incluso en las escenas de entrenamiento y peleas de box: los sparrings, boxeadores y entrenadores.

De los pocos principales que actúan, son Alma Blanco, “La Yuma”, María Esther López, Scarlett y otros. Los demás, más que actuar se representan, lo cual no le quita ningún mérito al trabajo realizado; al contrario, pues nada más difícil que ser uno mismo. Personaje viene del griego, πρόσωπον, que significaba máscara, el mismo origen que tiene la palabra personalidad.

En el cuadrilátero de sus sueños, La Yuma quiere escapar de un entorno social e intrafamiliar de pandillas, pobreza y violencia y apuesta su futuro al boxeo. ¿Lo logrará? He acá la premisa de la película.

La música está compuesta por diversos temas de las bandas de rock de la escena nicaragüense y cumple a satisfacción para representar con verismo esa realidad; de igual manera cumple la dirección de arte. Pero hay deficiencias en la fotografía de Pineda, más evidentes cuando hay problemas de iluminación.

Para contar la historia, los guionistas Florence Jaugey (quien es la directora), Edgar Soberón Torchia y Juan Sovalvarro, no lograron cuajar el planteamiento dentro de la estructura clásica. En el manejo de las subtramas existen vacíos, aspectos inconclusos de la historia; que no abren la puerta para una secuela, como es el caso en las películas hollywodenses y que además muestran incoherencias en la construcción de ciertos personajes, para guardar con cohesión con las subtramas y los temas implicitos o explícitos. Si la mujer es tayacana, todas debieron serlo. Los hombres son el "dark side", pero no necesariamente todos.

Además, es ineficaz en el manejo de los puntos de giro y, especialmente, en el crecimiento de la intensidad dramática, al punto de que el clímax pasa inadvertido para los expectadores (¡ya no sería entonces un clímax!) y, por tanto, el desenlace resulta sorpresivo. Todo lo anteriormente anotado, más que por la intención de innovar o de caer en el cine de autor, por algunas deficiencias que posee el relato y que revelan una falta de dominio de la narrativa cinematográfica.

Uno de mis mejores amigos que vive en el extranjero no se aguantó, tuvo el desliz de verla en un devedé pirateado, pero la tarde de hoy asistirá a su estreno en el San Francisco Latino Film Festival, y me dijo en son de broma: “yo todavía quede en tal escena…(no puedo revelar el desenlace) ¡Malandros piratas!”. Como queriendo decir que en la copia faltaba el final, lo que reafirma lo antes he expuesto del climax y el desenlace.

Sin embargo, he de reconocer que la resolución de Jaugey era la mejor posible. Cuando llegan los créditos, no queda otra que hacer rewind y reconocer, que ante la durísima realidad de los nicaragüenses, ante un panorama económico y social tan escaso de alternativas, la mejor opción moral: es la dignidad.

He aquí la propuesta ética de Jaugey y por la cual, esta película recibirá y ha recibido muchos premios y reconocimientos internacionales. ¿Acaso las mieles de la fama y la fortuna, pueden tan siquiera igualar el haber alcanzado las metas vitales más importantes del ser humano?

Esos pequeños detalles del guión son superados sobradamente por la trascendencia del tema y, especialmente, por la actuación que realiza Alma Blanco del personaje La Yuma. Esta bailarina de danza contemporánea que reside en Italia y que a sus treinta y pico de años, decide aceptar su primer papel para bailar con la realidad más fea y gracias a una fuerza histriónica sin parangón, logra reproducir la dureza, la incultura, la vulgaridad, la voluntad férrea, los valores inclaudicables y el amor de La Yuma, que alcanzan para enamorar al estudiante de periodismo Ernesto, interpretado por Gabriel Benavides, a La culebra, a sus hermanos, a Scarlett, a Yader y, por supuesto, que al auditorio. Por ello ha cosechado numerosos premios de mejor actriz en los festivales de Cartagena, Gramado, Guadalajara, Marsella, Málaga, entre otros reconocimientos que han recibido los actores de reparto y la película misma.

En el plano representativo, es un homenaje a la mujer nicaragüense: su entereza, virtudes y desvelos. Una evocación del amor-odio social que existe entre el pueblo y la élite que siempre termina en un rotundo fracaso, pero ante todo a la dignidad de un pueblo que lucha diariamente por salir adelante, a pesar de la naturaleza inmisericorde, de los empresarios codiciosos, los políticos y de los pesares...

Si pensás que vas a ver algo parecido a Rocky de Silverster Stallone o Cinderella Man de Ron Howard, mejor quedate viendo Exitos del cine en Canal 7 o andá al videoclub. La Yuma es una película más a fin a Millon Dollar Baby de Clint Eastwood, guardando la debida distancia, de esas peliculas de vivir o morir que te sacuden del asiento.

Te invito a verla en los cines, ¡Buscala! y andá donde la encontrés, pues La Yuma también es la lucha del cine centroamericano por mostrarnos lo que somos, cuadrilátero en el que batalla diariamente la incansable María Lourdes Cortés, directora de Cinergia, y todos los cineastas; contienda que, sin lugar a dudas, conforme el tiempo pase...ganaremos con dignidad. Como decía Groucho Marx: A quien va a creer, ¿A mí... o a sus propios ojos?

3 comentarios:

  1. La verdad la idea de una persona pobre q se hace boxeadora y tiene éxito, esta bastante quemada, me extraño ver a la Directora diciendo q le tomo 10años pq se le ocurriera la idea, cuando en realidad invento el agua tibia

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  2. ¡Parece que no conoche! Pues fijate que sí, que encuentra el éxito, pero otro tipo. Te recomiendo verla.

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  3. yo la vi hace poco, desgraciadamente yo seguía en Panamá cuando estuvo en cines aquí... la tuve que ver en dvd pirateado... a mi me gustó... pero igual... sentí lo del desenlance... se vino derepente

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