Chuang Tzu soñó que era una mariposa.
Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado
que era una mariposa
o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
Chuang Tzu.
Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado
que era una mariposa
o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
Chuang Tzu.
Vivimos en la dualidad metafórica y real de la vida y la muerte, de la vida y los sueños, de la muerte y los sueños. Dormir es equivalente a morir y, por tanto, en los sueños vivimos o resucitamos (“Vienen a despertarse” dice el propietario de un centro de sueños compartidos); pero, a su vez, la vida misma nos parece un sueño o los sueños son tan vívidos que ni la propia vida logra igualarlos.
En este desconcierto caótico de dualidades, Nolan nos propone sembrar una idea en lo profundo del inconsciente, pero el requisito será que en su evolución, esa idea, llegue a ser considerada propia. El valor de la independencia y la individualidad, frente a la imitación o la influencia, hábitats de la dicotomía de nuestras vidas, como la verdad y la mentira, lo propio y lo ajeno.
Saito contrata a Coob para infiltrar una idea a través de los sueños en Robert, con el propósito de cercenar el imperio comercial de su padre Maurice Fisher. En paga Coob recibirá la garantía de limpiar su pasado, regresar a su patria y volver a ver a sus hijos, bajo el riesgo de su propia vida o de sus sueños.
La primera reminiscencia escrita de El origen (Inception) tiene su comienzo en Chuang Tzu en el Siglo IV a.C. y es probable que también estuviera en los sueños representados en las pinturas rupestres de las cavernas de Lascaux o en Altamira por los primitivos Homo Sapiens.
También es real la posibilidad de sembrar ideas o falsas memorias. Los sicólogos contemporáneos como Kassing y sus colegas del Williams College han observado que personas, normalmente familiares o amigos, que reclaman la ocurrencia de situaciones falsas, pueden llevar a otro a interiorizar que esos eventos realmente ocurrieron.
De igual manera, se usa la teoría de la incertidumbre de la fuente (tan utilizada en la persuasión/comunicación o sea, en la propaganda y la publicidad), que dice más o menos así: las personas consideran verdaderas, sus ideas de las cuales desconoce la fuente de dónde provienen.
Asimismo, la puesta en escena de historias recursivas o cíclicas y la confrontación entre realidad-ficción-sueños han sido utilizadas en otras películas como el Efecto Mariposa, Sliding Door, por no mencionar a Memento e, incluso, la filosóficamente estudiada Matrix de la que se observan evanescencias de sus escenas de acción, especialmente aquellas en que los personajes tienen propiedades anti gravitatorias.
Lo cierto es que Nolan nunca ha pretendido sembrar en el auditorio la originalidad de ninguno de los conceptos anteriores.
Con respecto al desarrollo de la trama, habitaremos los espejos infinitos borgianos, los espacios paradójicos y las teselaciones de Escher y hasta la geometría fractal de Mandelbrot. Las explicaciones científicas de las circunstancias que ocurren deprecian lo narrado, pues la complejidad de algunas ideas tiene a confundir al espectador, lejos de facilitar la digestión de la propuesta.
El guión no puede enmarcarse dentro de la estructura clásica, habría que evaluarlo desde la comunicación y efectos que provoca, que parecen dispares y con algunas incoherencias. Por un lado, habrá espectadores que lo consideren maravilloso y otros, caótico. En lo que a mí respecta, desvaría igual que el viaje que se realiza, no cumple lo dicho por Hillman: “El sueño es un fenómeno enteramente intrasíquico, incomprensible incluso para el que lo sueña” y no alcanza para una complejidad interpretativa más allá de la propia historia (Juro que hice el intento), lo cual es lo más criticable del filme, pues se esperaba mayor profundidad.
Casi todos los actores cumplen sus papeles. Pero Arthur, encarnado por Jason Gordon-Levitt, parece descontextualizado, el advenedizo Ysuf interpretado por Dileep Rao, la frágil Helen Page y el desconcertante anciano sobre maquillado Saito, intepretado por Watanabe, que parece de plástico. Por suerte, vimos a una inmejorable Marion Cotillard, reforzada por la inconfundible Non, Je ne regrette rien de Edith Piaf y una notable interpretación de DiCaprio.
La música contribuye con la confusión generada por Nolan y es poderosa. Los que dicen que Inception (Zimmer) se parece a Batman (Elfman) se equivocan, los invito a visitar Amazon.com y compararlas. Solo se parecen en la extensión, en tratar de sobre intensificar el climax y en el interés de alargar la trama innecesariamente.
A pesar de una excelente fotografía, creo que hay fallas en la dirección de arte (parece irónico), por que se muestra una morfología de los sueños demasiado pulcra y precisa para ser, en verdad, onírica. En los sueños, al igual que en la mirada, los contornos de la visión son difusos, y como los sueños también son como la muerte, en algo se parecen al cielo o al infierno.
Lo curioso es que en el descenso de Saito y Coob todo parece perfecto, estructurado, acomodadito, lúcido. En este sentido, la descripción de Gonzalo Arias Páez de estos espacios infernales me parece más precisa:
”Averigué, y esto fue lo que más me desalentó, que allí nada era perfecto… después de observar cuidadosamente las figuras geométricas labradas en el suelo, sobre el mármol, descubrí que los círculos eran defectuosos, las líneas que recortaban los rectángulos y las demás figuras, tenían una levísima curvatura, los cubos dibujados en perspectiva adolecían de la simetría correcta. Los pedestales descendían hasta casi tocar el suelo, pero no lo tocaban… Al principio y después de observar atentamente las características arquitectónicas… creí que su finalidad y esencia obedecían a un deseo de burlarse de lo perfecto, tal como lo conciben en la tierra…“.
Del final, no quiero hacer ningún comentario, pues tampoco logra salvar nada de lo antes dicho.
Nolan afirmó en una entrevista que Inceptión es una película de acción. Una muy buena, diría yo, pero nada más. Era un asunto de soñar al fin de cuentas. No le buscaré más la comba al palo.
Non ! Rien de rien...
Non ! Je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal, tout ?a m'est bien Úgal !
¡Yo le creo!
Coincido con vos en que la película entretiene y evoca algunas cosas mucho más profundas pero no me sentí yo acercarme a ellas.
ResponderBorrarPuede ser que sea porque no las entiendo o puede que sea porque no me las explicaron bien.
;)
La disfruté pero no será una de las inolvidables para mi.