domingo, 4 de julio de 2010

Eyes wide open

Crítica cinematográfica de la pelicula A ojos cerrados. Hernán Jiménez. 2010.

El lenguaje cinematográfico requiere coherencia y complicidad. La primera, utilizando todos los recursos del audiovisual de manera consistente con lo narrado: la fotografía, la música, el montaje, las actuaciones, la trama y el tema, entre otros aspectos. Por su parte, si se establece una complicidad entre el autor y el público desde el primer fotograma, el espectador adopta la propuesta fílmica del creador. En A ojos cerrados nos encontramos ante un buen ejemplo de ambas. Por un lado, una historia sencilla y compacta que alcanza para un corto y, por el otro, la sencilla voluntad del público de compenetrarse con la historia.


















Hernán Jiménez tiene la virtud de expresar la cotidianeidad costarricense. Sabe hacer café en chorreador y le queda auténtico. Ya nos había anticipado en sus cortos El puente rojo, Las ganas y en otros trabajos, que es cuidadoso en el manejo de los sentimientos y si de expresarse como el tico se trata, logra el acento popular y exacto entre la ciudad y el campo.

También tiene la virtud de aprovechar los actores, la música y la cámara con sencillez (tarea que tan solo parece fácil) para alcanzar la intimidad que requiere la historia. Hernán sabe contar con acciones e imágenes y sabe contar con palabras; con la primera logra sus mejores momentos.

Gracias al desempeño histriónico de los personajes, en el relato se desnuda el cariño de las relaciones entre Delia y sus abuelos Gabo y Maga, en donde la felicidad está compuesta por los más pequeños detalles. En contraposición, se devela la superficialidad del éxito profesional cuando pretende anteponerse a la humanidad de la vida y su medida es el dinero.

El punto medio toma por sorpresa a Gabo, Delia y los espectadores de manera simultánea. Ahora bien, el tercero acontece luego de un postre y una caminata nocturna sin más ni más, digamos gratuitamente; en compensación, el desenlace resulta sobresaliente (no es un final cerrado queda mucho para leer en esos fotogramas), de igual manera que las anticipaciones y los guiños que identifican al público para llevarlo de las sonrisas a las lágrimas, hubiesen sido más efectivos si la complicidad fuera más intensa en Maga, pero él se roba nuestro corazón.

Tampoco podríamos cerrar los ojos ante una lectura crítica cuanto acontecen las escenas en que Gabo permanece con los ojos cerrados, símil de su negativa de aceptar la realidad y de la soledad interior del personaje, que le resta poder expresivo al actor y emotividad a la trama. Así como los ojos enseñan la felicidad, de igual manera, muestran la tristeza.

Quienes afirman, a ojos cerrados, que están ante la mejor propuesta cinematográfica costarricense son complacientes con Hernán y él no lo necesita.

Las ganas sigue siendo un referente para observar su obra; la extensión, intensidad y profundidad dramática de A ojos cerrados la supera en casi 60 minutos. Tal vez esté equivocado, pero por la simplicidad de la estructura narrativa, me sentí frente a un largo cortometraje, lo cual habla bien de la capacidad de Hernán para prolongar la historia los minutos suficientes para no estropearla y, a la vez, permitirse comercializarla.

Así como de sincero y humilde ha sido Hernán al presentar esta película, de igual manera, procuro serlo al presentar esta crítica.

La mejor película costarricense y de Hernán aún está por verse.

Frente a los títulos insípidos de Hollywood que se nos ofrecen en la cartelera actual, tenemos la oportunidad de apreciar y disfrutar A ojos cerrados; eso sí, con los ojos bien abiertos.

3 comentarios:

  1. hermosísima. A mi me tocó el corazón.

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  2. Es una película importante, que nos enseña que lo simple no tiene porque ser enemigo de la calidad.
    Un gran logro para Hernan, quien debe ser reconocido, pero no sobrevalorado. Me alegra ver como la gente responde positivamente ante la película, lo que no signifique que se deba llamar a esta LA MEJOR PELÍCULA COSTARRICENSE, Un título absoluto y muy peligroso.
    La frase del café en chorreador es digna de ser robada

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  3. Excelente crítica José Francisco. Buen empleo de tu pluma y tus ojos abiertos bien puestos en las palabras. Concuerdo en que lo mejor de este director aún está por verse. Gracias.

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